Page 18 - San Luis Bertrán Eixarch
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aciagos y trazó el camino correcto que se debe
seguir para remontar las crisis sucesivas cuando
ellas se presentan.
Se afirmó que ese 20 de julio de 1810 se
dividió nuestra historia. A partir de esta fecha
no hubo tregua en las guerras civiles que se
sucedieron, las cuales finalmente sólo han
servido para desviar la atención de lo más
importante que tienen las naciones, como es su
diálogo permanente con el Creador, la cercanía a
su religión y un progreso social armónicamente
pausado y continuo.
Admirar sin prevenciones el río de gracias
que Dios puso en Colombia, el cual es de aguas
cristalinas y nada turbulento, nos permite
rescatar nuestra verdadera identidad y carácter
de dignidad y esperanza tradicional de progreso.
En contraposición a la avalancha de propuestas
que hace la llamada modernidad, las cuales sin
referente histórico y atropellándose unas con
otras no nos conducen a la verdadera paz.
Julio E Hurtado Correa.
Presidente
Fundación Plinio Correa de Oliveira
[1] León XIII, “Immortale Dei”, 1885, 28. Carta encíclica del 1 de
Noviembre de 1885: “Hubo un tiempo en que la filosofía del evangelio
gobernaba los Estados. En aquella época la eficacia propia de la sabiduría
cristiana y su virtud divina habían penetrado en las leyes, en las instituciones,
en la moral de los pueblos…”
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