Page 180 - San Luis Bertrán Eixarch
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que llegaba a tierras tan inhóspitas y faltas de

            recursos.
                  Recibidos por el Prior Fr. Juan Cea, e
            instalado en el convento dominicano de esta

            ciudad: siete celdas grandes tipo barraca, hechas de
            tabla y una capilla doctrinera donde no se podía dejar
            el santísimo por temor a los ataques de los indígenas.

                  De inmediato, Fr. Cea, asignó a San Luis,
            junto con Fr. Diego Escaurio, a las doctrinas de
            Tubará, Cipagua, Paluato, Usiacurí, Turbaco,

            Mahates, Piojó, Malambo y Baranoa.
                  Al comienzo, permanecía preocupado

            porque con su predicación no conseguía nada,
            pero no sabía que la causa no era él, sino el
            intérprete que por ignorancia o miedo a los
            indígenas, matizaba y desvirtuaba su

            predicación. Hasta que un día, cuenta Zamora,
            los indígenas le dijeron: “Que les hablara en su

            propia lengua española, porque en ella lo entendían
            mejor que en la propia. Y así lo hizo de aquí en
            adelante, con un fruto cada vez más copioso‖. Con
            este hecho tomó conciencia que Nuestro Señor

            le había concedido el don de lenguas: hablaba a
            los indígenas en castellano y le entendían y ellos

            le hablaban en su lengua nativa y él les entendía.


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