Page 83 - San Luis Bertrán Eixarch
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agotada por las guerras contra el Islam, sin
embargo asumió por entero el reto histórico.
Frente a la crisis europea, el providencial
descubrimiento de América abrió para el nuevo
continente la posibilidad de construir una
civilización católica renovada, nacida del
costado sangrante de Cristo, con características
propias surgidas del mestizaje y basada en la
búsqueda del supremo bien.
En ese mismo esfuerzo y tal vez sin mucha
conciencia, España aportaba a la restauración y
robustecimiento espiritual de la cultura católica
en el viejo continente enfermo de
protestantismo y embriagado de modernismo.
Era notable cómo los príncipes, principalmente
del norte de Europa, aprovechaban
mundanamente la situación para tratar de
recuperar la salud a sus pueblos de espaldas a
Jesucristo. Decían: “Progreso sí, Cristo no‖.
Con el descubrimiento, la nación española
se reerguía y afincaba en su propia catolicidad,
convirtiéndose en el ―Imperio donde nunca se
oculta el sol‖ y remontando la influencia que
durante siglos había adquirido el Islam en su
territorio, obtenía con su esfuerzo las defensas
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