Page 139 - San Luis Bertrán Eixarch
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Llegaron hasta pensar que si sus deseos de

            libertinaje finalmente los enfrentaban
            formalmente a las exigencias morales de la
            Iglesia Católica y las leyes de la Corona, les

            quedaba todavía la posibilidad de justificarse
            adoptando la ética protestante, que todavía hoy
            se profesa y que dice así: “mientras no se conozca el

            hecho y obliguéis a los príncipes a tener qué juzgar,
            todo lo que hagáis os es permitido‖. Esto era ya el
            comienzo del positivismo moral y jurídico que

            profesa el mercantilismo moderno y que tanto
            daño hace a la sociedad actual.

                  Sin embargo, no todo debe verse como
            negativo, pues el Plan de la Divina Providencia
            con los pueblos recién descubiertos era muy
            diferente. Un estudio histórico riguroso podría

            fácilmente demostrar el final desgraciado de los
            que mundanamente obraron. De paso, ese

            mismo estudio podría confirmar que no todos
            los españoles actuaban así, porque siempre hubo
            entre ellos hombres y mujeres ejemplares, que
            rápidamente entendieron que habían llegado

            para quedarse, fundar familia y comenzar a
            construir una sociedad civil católica más pujante





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