Page 207 - San Luis Bertrán Eixarch
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afuera dio puntapiés a una piedra, la cual todavía
existe y conserva la huella de su sandalia.
Después de este suceso tan molesto, entró en la
Iglesia e hizo penitencia hasta que quedó
desmayado, logrando recuperarse cuando se le
aparecieron las santas María Magdalena y
Catalina mártir, quienes le dijeron que venían a
confirmarlo en la castidad como premio a su
victoria.
Fue probado en el proceso de canonización,
que muchas veces los indígenas iban a la iglesia
con llagas purulentas y los sanaba untándoles su
saliva sobre las heridas. El alférez, don José
Nicolás De la Rosa, autor de “La Floresta de
Santa Marta‖ (1739), cuenta que a finales de 1568
desembarcaron en Camarones 108 piratas y
siendo rechazados en Riohacha, entraron por las
Bocas de Ceniza y se apoderaron de Tenerife. El
Teniente, don Manuel Sanabria y Villareal,
logró ponerse a salvo de estos enemigos, gracias
a que se encomendó a su buen amigo fray Luis
Bertrán. Es notable cómo ya en vida las gentes
se encomendaban a su protección y les obtenía
favores por el misterio de la Comunión de los
Santos.
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