Page 203 - San Luis Bertrán Eixarch
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La noticia comenzó a divulgarse por todo el
poblado de Tubará y luego por toda la comarca.
Cuando el visitador comunicó la noticia al
Obispo, cuenta Zamora, este quedó con un gran
dolor y un profundo sentimiento de desilusión
con esa persona, a la que veneraba por su alto
grado de santidad.
Pasados los meses, ocurrió el parto de la
hermana de Rivera y como el niño estaba
atravesado no lograba nacer. Entonces la india
Marinita sobreponiéndose a la vergüenza,
mandó a avisar y pedir para su cuñada la ayuda
de San Luis, pues no sólo el sobrino de Rivera,
sino también la madre, según la partera, estaban
en peligro de muerte.
Él con mucha paciencia no se negó al
auxilio, sino que le envió con el mensajero el
cinturón negro de su hábito, ordenando que se lo
colocaran alrededor de la cintura a la
parturienta, consiguiendo el niño nacer
completamente normal y salvándose la madre.
Impresionado por la falta de resentimiento
del Santo, Rivera arrepentido y llorando confesó
voluntariamente y el encomendero determinó
entregarlo a la justicia. Avisado el prudente
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