Page 62 - San Luis Bertrán Eixarch
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legítimo anhelo que concurriera en todas las
capas de la sociedad, pero especialmente en las
comunidades religiosas, de retornar a las sanas
costumbres que predicaron los dos grandes
santos medievales, San Francisco de Asís (1182-
1226) y Santo Domingo de Guzmán (1170-1221).
La predicación que estos dos portentos de
santidad habían ya madurado entre las gentes y
había comenzado a tomar solida entidad social,
después de haber sido explicadas sus doctrinas a
mínimo detalle por Santo Tomás de Aquino
(1224-1274), quien llevó el estudio sistemático a
la cúspide en su teología monumental y por San
Buenaventura (1217-1274) que convirtió el
estudio en una de las formas más altas de
oración.
Sin embargo, Lutero y Calvino, cada uno
por su lado, disintieron de la manera como
explica el Apóstol Santiago (Carta de Santiago 3,
14-16), y aprovecharon la novedad de la imprenta
para darle un nuevo cauce a la tendencia
religiosa del momento, proponiendo una
reforma que trastornaba de fondo y de forma la
estructura de la Iglesia Católica, disolviendo
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