Page 217 - San Luis Bertrán Eixarch
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que San Luis Bertrán cuando ya estaba postrado

            por el efecto que en su estómago causó el veneno
            que recibió en la selva Tayrona y la llaga que
            sufría en la pierna, prestaba su Rosario personal

            a las personas que consideraba moralmente
            idóneas, para que lo llevaran y lo impusieran en
            el pecho del aquejado, previniendo antes de

            entregarlo, que lo llevaran con gran reverencia:
            “porque en las Indias ha  sanado enfermos, convertido
            pecadores, y aún pienso, que ha resucitado muertos‖.

                  San Luis le tenía tanta veneración a su
            Rosario personal, que cuando habían pasado un

            par de semanas y no se lo habían devuelto,
            enviaba a recogerlo a la casa de la persona a la
            que se lo había entregado. Nunca se supo qué
            pasó con este Santo Rosario, el cual desapareció

            de su celda el día en que murió.
                  Algo que es muy notable y de lo cual dan fe

            innumerables personas, tanto en España como
            en América, es que con solo rezar el Santo
            Rosario y al final de cada decena, nombrar a San
            Luis Bertrán, diciendo: ―ruega por nosotros‖, en

            muchos casos es suficiente para que los posesos
            queden liberados.





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