Page 218 - San Luis Bertrán Eixarch
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Una vez, un sacerdote le preguntó al
demonio, cuando estaba exorcizando a un
poseso, que dijera por la boca de esa persona qué
era a lo que más le temía. El poseso respondió
que la invocación de la Madre de Cristo, el rezo
del Rosario y pronunciar el nombre de Luis
Bertrán, pero que afortunadamente la mayoría
de las veces nombrar al Santo no tenía efecto,
porque la gente no sabía qué había hecho y ni
siquiera se sabían el apellido del que invocaban
y siempre pronunciaban: “Beltrán”.
Hasta finales del siglo XVIII, en las fincas
y pueblos de Colombia, era costumbre tener
dentro de la casa o en el lugar de trabajo, una
estampa o cuadro de San Luis Bertrán.
La imagen de San Luis bendecida por un
sacerdote, garantizaba que en esa casa u oficina,
si además se rezaba habitualmente el Rosario,
así fuera por lo menos una vez por semana, no
entraba ninguna brujería o maleficio, ni el lugar
era influenciado por rito espiritista. Entre los
comerciantes, antes de inaugurar un local, era
costumbre consagrar el sitio a la protección de
Nuestra Señora de Chiquinquirá y de San Luis..
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