Page 222 - San Luis Bertrán Eixarch
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Rey y tratan tiránicamente a los naturales
                  contra la expresa intención de su Majestad.
                  La anterior carta penetraba hasta el fondo

            de sus propias preocupaciones respecto a la
            orientación espiritual de las conciencias de los
            encomenderos, la cual siempre realizaba de

            manera individual según cada caso y nunca
            utilizó el sacramento de la confesión como
            instrumento político. Su prestigio como

            confesor había llegado hasta Méjico, habiendo
            sido dotado por Dios del don de discernimiento
            para atender a cada uno en su caso particular.

                  Por la mencionada carta llegó al
            convencimiento de que era un aviso muy claro

            del Cielo, que le indicaba poner fin a su labor
            misionera en América. Por eso, cuando recibió
            la misiva del Obispo de Chiapas, de una vez
            solicitó al General de los Dominicos, licencia

            para regresar a España y de inmediato la obtuvo.
                  De regreso a Cartagena para tomar la flota

            que lo llevaría a España, pasó por Tenerife a
            visitar un amigo que cuando estuvo en esa
            población le proveía la alimentación.
                  Al segundo día de su llegada, vino del

            puerto un mensajero a decirle que apurara que la
            flota estaba por salir. Le dijo el caballero amigo

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