Page 227 - San Luis Bertrán Eixarch
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veis que toda la hacienda del mundo, no es sino un
poco de estiércol y basura?‖, comenta Fr. Antist.
Gran sentido es éste, pues mientras la
fiebre del oro hacía que muchos volvieran a
Europa cargados de pleitos y de envidias, los
misioneros regresaban llenos de la alegría de
Dios y recargados con la verdadera riqueza.
Es innegable que Dios se sirvió del oro de
los indígenas para darle significado verdadero al
precioso metal permitiendo que fuera un
poderoso atractivo para impulsar la civilización.
También hay que reconocer que el oro
americano ayudó a recuperar la liquidez de la
tesorería española agotada por setecientos años
de guerra contra el Islam. Y se debe decir
liquidez, porque fue muchísimo más grande la
riqueza en metálico y capital social, que España
invirtió en la generación de la civilización
americana. Los monarcas enviaron lo más
granado de la intelectualidad y el arte
peninsular.
Es incuestionable que el trabajo de las
ordenes religiosas benefició muchísimo a los
indígenas en todos los aspectos, llegando
Colombia durante la Colonia, a tener escuelas,
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