Page 128 - San Luis Bertrán Eixarch
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Lo otro era la confianza en la Divina

            Providencia. San Luis Bertrán se metía por
            campos y montes, caminos y selvas, «sin bolsa ni
            alforja», como dice San Lucas (Lc 10,4).

            Confiando en lo que le diesen para comer
            durante una jornada nunca quiso aceptar
            provisiones que muchas veces querían darle para

            que pudiera seguir internándose en la selva.
                  Cuando creció su apostolado en América,
            consiguió un criado que era compatriota suyo, el

            valenciano Jerónimo Cardilla, que se quejaba
            amargamente, pues tampoco a él le permitía

            llevar provisiones para el camino.
                  En una ocasión, prácticamente perdidos en
            la selva, quedaron en grave riesgo y Jerónimo,
            angustiado acusó a San Luis, sin ningún respeto

            por él: “Vos tenéis la culpa de lo que nos está
            pasando. Aquí moriremos de hambre, si antes una

            fiera no acaba con nosotros‖. Entonces San Luis,
            como siempre, mansamente lo llamó a tener
            confianza en Dios, le recordó aquello de «los
            lirios y los pájaros», y llegó con toda certeza a

            “prometerle‖ la ayuda del Señor.
                  Apenas anduvieron unos cincuenta metros

            de espesa selva, llegaron a un claro donde había


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