Page 196 - San Luis Bertrán Eixarch
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prefirieron raptar a Luisito, un muchacho

            bautizado por San Luis y lo sacrificaron
            como moxa (víctima) para aplacar al ídolo de los
            huesos. Este crimen apenó mucho al Santo,

            según relata su amigo Fr. Antist, a quien le
            confesó que si él hubiera estado saludable,
            hubiera preferido mil veces más perder la vida

            que dejarles llevar esos huesos.
                  Se confirma su resistencia a los venenos,
            cuando en cierta ocasión un brujo famoso por la

            eficacia de los que preparaba, le dijo que creería
            en Cristo si era capaz de resistir un veneno que

            él hacía. San Luis le tomó la palabra sin vacilar:
            «¿Mantenéis vuestra palabra de convertiros si bebo
            sin daño vuestro veneno?». Y obtenida la
            afirmativa del brujo indio, expresó: «Venga ese

            veneno y que sea lo que Dios quiera». Hizo la señal
            de la cruz sobre la copa y bebió de un sólo trago

            aquella pócima, enseguida continuó ocupándose
            de los preparativos para bautizar una comunidad
            que había venido a pedir el sacramento. Los
            demás indígenas sorprendidos que el veneno no

            había hecho el efecto esperado, asombrados
            pidieron la doctrina para ellos.





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